Toda gran prenda comienza con un hilo. La historia de IVHO comenzó con dos corazones y un sueño compartido en el corazón de México. Esta no es solo la historia de una marca de lino; es la historia de nuestra familia, tejida a través de generaciones.
En 1993, IVHO nació no en una oficina, sino en nuestra casa. Lorena, diseñadora de modas con una visión inquebrantable, y Octavio, un ingeniero mecánico con una mente brillante para resolver problemas, unieron sus talentos. La sala se convirtió en un taller, con mesas de corte donde deberían ir los sofás. Impulsados por el propósito de construir un futuro y la pasión por crear, comenzaron este viaje.
Lorena era el alma del diseño; Octavio era el motor de la producción. Aprendió por sí mismo a trazar patrones, a escalar tallas y a encontrar a las mejores costureras, mientras Lorena perfeccionaba cada corte y cada acabado. Noches sin dormir y la emoción de las primeras exposiciones forjaron un equipo imparable. Así comenzó IVHO: con dos manos, dos mentes y un solo corazón.
Mientras la familia crecía, también lo hacía la reputación de IVHO. Nos establecimos como pioneros, apostando por el lino mucho antes de que se convirtiera en una tendencia global. En lugares como Puerto Vallarta, IVHO se convirtió en un secreto a voces entre quienes buscaban calidad auténtica. Se decía que la alta sociedad de la costa buscaba nuestros diseños no solo por la tela, sino por los acabados impecables y los cortes magistrales que favorecían a cualquier cuerpo.
Lorena, la perfeccionista, y Octavio, el pragmático, eran la mancuerna perfecta. Su dedicación se reflejaba en cada pieza, y la marca creció orgánicamente, a través de boutiques exclusivas, hoteles de lujo y, sobre todo, de boca en boca.
Como en toda gran historia, el mundo cambia y presenta nuevos desafíos. Después de años de éxito, factores económicos externos y, finalmente, la pausa global de 2020, llevaron a que los telares de IVHO se detuvieran. La marca, que había vestido a tantos, entró en un período de silencio.
Pero el espíritu nunca se fue. El conocimiento, la pasión y el legado quedaron intactos, esperando el momento adecuado para ser tejidos de nuevo.
Hoy, nosotros, Daniel y Diego, nos unimos a nuestros padres para comenzar el siguiente capítulo. Crecimos entre patrones y la textura del lino, y ahora aportamos una nueva energía y una visión digital a la sabiduría artesanal que heredamos.
Juntos, los cuatro estamos reviviendo IVHO. El mercado ha cambiado, el lino está en auge y la competencia es fuerte. Pero nuestro plus es invaluable: la experiencia emprendedora de nuestros padres, la pasión que sigue intacta y nuestro conocimiento para llevar esta herencia al mundo digital. Estamos fusionando la calidad atemporal que definió a IVHO con la accesibilidad y la visión del futuro.
Nuestra misión es tan clara como la que tuvieron ellos en 1993: consolidar a IVHO como una de las marcas de lino mexicanas más reconocidas, honrando nuestro pasado mientras tejemos audazmente nuestro futuro.
Gracias por ser parte de nuestro renacimiento.